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Actividades y Eventos

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Dr. Guillermo Kaelin de la Fuente (1910 - 1992)

 

El Dr. Guillermo Kaelin de la Fuente, un gestor del Sistema de Seguridad Social en el país, dedico 16 años de su vida a desempeñar  el cargo de Superintendente General y Director del Hospital Central del Empleado, hoy denominado Hospital Nacional “Edgardo Rebagliati Martins.
Casado con doña Isaura Cavenecia con la cual tuvo 8 hijos, el Dr. Kaelin conformó una hermosa familia a la que entregó los mejores años de su vida en base a intenso trabajo y sólidos principios.
 
El nació en Lima el 3 de Junio de 1910. Durante su juventud, transitó incansablemente por la ciudad capital, cuando Lima tenía 520,528 habitantes distribuidos en distritos como La Victoria, Rímac, Barranco, Chorrillos, Magdalena del Mar, Magdalena Vieja, Miraflores, San Isidro, San Miguel y Santiago de Surco. Lima en esos años era una urbe aristocrática y señorial con grandes espacios libres plenos de aroma y belleza, con plazuelas y parques esmeradamente cuidados.
 
El 5 de Abril de 1939 obtiene el título de Bachiller en Medicina y Cirugía otorgado por la Facultad de Medicina de San Fernando de la UNMSM. El 14 de Abril de ese mismo año obtiene su título de Médico y Cirujano. Su título profesional le fue otorgado el 14 de abril de 1939, por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la más prestigiosa Universidad Peruana y Decana de América lo cuál era ya de por sí  un motivo de singular orgullo para todo egresado de sus aulas.
 
El doctor Kaelin inició su trabajo en el Hogar Infantil hasta 1939 y de allí pasó a integrar el Cuerpo Médico del Seguro Social Obrero ingresando en Abril de 1940. A partir del mes de febrero de 1941 sería destacado al Servicio Rural y Domiciliario, departamento del que al cabo de unos meses asumiría su jefatura. Concomitantemente realizaría labor en la Estación Experimental de la Molina.
 
En 1949 es nombrado Medico – Legista de Lima y Callao donde realiza una destacada labor,  razón por la cuál el  9 de mayo de 1950 es nombrado Jefe del Departamento, cargo que desempeña hasta el 5 de Setiembre de 1950, fecha en que es nombrado Director General de Asistencia Social y hospitalaria del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social.

 

Máster en Salud Pública y Administrador Hospitalario en la Escuela de Higiene y Salud Pública de la Universidad de John Hopkins de Baltimore U.S.A. el 9 de Junio de 1953
Un 21 de noviembre de 1954 es nombrado Superintendente General y Director del Hospital Central del Seguro Social del Empleado, cargo que desempeño con incomparable brillo hasta el mes de Octubre del año 1970.
Colaboró en la supervisión de la construcción del Hospital Central del Empleado ya que, durante su permanencia en los Estados Unidos de América trabajó con los Arquitectos Aydelott y Stone y con la oficina de Arquitectura del Gobierno de ese país en la confección de los planos definitivos a fin de sus características del hospital no sólo fueran del más alto nivel sino que estuvieran de acuerdo con la idiosincrasia, usos y costumbres de nuestro País.
Cuando sobre él recayó la gran responsabilidad de dirigir el Hospital Central del Empleado, un período que negros nubarrones de incertidumbre y diatriba se cernían sobre este  magnífico hospital, el Dr. GUILLERMO KAELIN DE LA FUENTE, lleno de mística, con admirable coraje, energía y entusiasmo tomo el liderazgo de un grupo humano constituido por 167 médicos, 21 farmacéuticos, 33 odontólogos, 150 enfermeras, 200 auxiliares de enfermería, 300 auxiliares asistenciales, 325 administrativos y los llevó al éxito. Pero, para hacer posible tal hazaña, fue preciso contar con la decisión firme de las autoridades de entonces, de los gremios y de la opinión pública. 

 

Dr. Kaelin y los Médicos Fundadores del Hospital del Empleado
 

 

La designación como Superintendente General no sólo representó para el Dr. Kaelin reto decisivo a su capacidad, sino que desde ese cargo tuvo que enfrentar la férrea oposición que había por parte de la Federación Médica, contra el funcionamiento del nuevo hospital. La Federación no veía con buenos ojos la creación de un hospital que brinde atención gratuita a los empleados, ya que ello afectaba los intereses económicos de un grupo selecto de médicos que se encontraban en su dirigencia. Esta afectación propiciaría la realización de la primera huelga médica. Sin embargo el Dr. Kaelin no se amilano e inesperada pero acertadamente ordenó el inmediato equipamiento y posterior apertura del Hospital Central del Empleado, el 3 de Noviembre de 1958. En su calidad de Superintendente General y Director del Hospital Central del Seguro Social del Empleado, ejerció la Presidencia de la Comisión que estableció las especificaciones de los equipos y materiales médicos y administrativos para el Hospital Central del Empleado y el estudio de las propuestas presentadas en Licitación Pública convocada para la provisión de dichos equipos.
El acontecimiento referido marcó el comienzo de una fructífera labor la cual estuvo asignada por dos principios básicos, cuales son: Vocación médica ejercida como apostolado y su irrenunciable amor al prójimo. 
 
 

 

Fiel a estos principios afirmaba que para ser médico se requiere de una condición esencial: ‘La verdadera vocación que consiste en el deseo consciente de dedicarse al servicio de la humanidad”.
Su función, extremadamente compleja, que exigió su dedicación a tiempo completo. Recordar al Dr. Guillermo Kaelin de la Fuente, no solo es evocar sus grandes dotes de administrador y su excelente manejo del personal, sino también, y sobre todo, su gran vocación humana, su mística de médico y su irrenunciable amor al prójimo. Su pensamiento filosófico se manifestaba en su defensa irrenunciable e incansable del principio de solidaridad como elemento fundamental de una construcción social justa, principio que es base de la seguridad social. Al respecto, de uno de los editoriales en la Revista Galeno (1984) que fundó y dirigió se puede extraer: “En ocasiones, la solidaridad de la cual los médicos hacernos gala en nuestras actividades profesionales, encaminadas a obtener el bienestar humano aún a costa del nuestro, no es aquilatada en su exacto valor, quizá porque es tan repetida que se hace común y pasa de cierto modo inadvertida. A consecuencia de esto muchas veces con mezcla de estupor y desaliento los sacrificios de los médicos son desmerecidos y en ocasiones les son tan regateadas las consideraciones, reconocimientos y beneficios mínimos a la que tienen justo e inalienable derecho. Felizmente la conciencia médica, la formación espiritual del médico con que se nace y no se hace, se impone a estas pequeñeces. Por otro lado, inevitables en la interrelación humana y la Medicina como ciencia y arte, sobre todo como sacerdocio y como expresión de solidaridad humana, sigue su luminosa ruta hacia el futuro sin desmayos y sin flaquezas sostenida y vigorizada constantemente con la devoción, el entusiasmo, la fe, esperanza y caridad de los médicos que, cuando caen por razón natural de la vida, son reemplazados en mayor número por nuevas generaciones pujantes, emprendedoras y heroicas, mejor capacitada quizá para la lucha contra las enfermedades y la muerte, pero llenas de los mismos ideales que han animado a los médicos de todas las edades y de todas las latitudes, imbuidas de sus virtudes inmanentes que se acrecientan y perfeccionan viviendo junto a la realidad de la vida y de la muerte y con el ejemplo que nos legaron los maestros de ayer y lo que nos deparan los que aún nos acompañan.”
 
El 28 de Marzo de 1962 es condecorado con el grado de Comendador por la Orden Hipólito Unanue.
 
En 1970 al finalizar su labor directa en el Hospital Rebagliati, el Dr. Kaelin continúa con su fecunda labor de servicio para dedicarse a una interesante labor de periodista. Creó así la Revista “Galeno” la cual, sin descuidar el aspecto médico científico, involucraba también material de otro orden, más entretenido, ágil y variado. Dicha publicación representaba según afirmaba el Dr. Kaelin, “un medio de enlace que mantenía el contacto espiritual entre los colegas a través de noticias, comentarios, publicaciones, trabajos científicos, epistolares, etc. que permita el constante intercambio intelectual que es una forma de mantener vivo la imagen y el recuerdo del condiscípulo, de los compañeros de la promoción y de todos los médicos del país”.
 
 
El 5 de Octubre de 1983 el Colegio Médico del Perú le otorga la Distinción Honoraria y Medalla al Mérito Extraordinario por sus excepcionales contribuciones a la profesión Médica
El 5 de Mayo de 1988 la Asociación Peruana de Hospitales, en merecido reconocimiento le otorga la distinción de Miembro Honorario y otorga la Medalla al mérito.

 




 

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