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Actividades y Eventos

Departamento

Historia del Servicio de Urologia del Hospital Edgardo Rebagliati Martins

Por:  Dr. César La Rosa García

A pedido del Dr. Luis del Águila Hoyos, gran amigo y compañero de trabajo y de lucha en los primeros años de funcionamiento del Hospital Central del Empleado, actual Hospital Edgardo Rebagliatti, intentaré describir, en forma resumida, la historia del Servicio de Urología del Hospital en esos primeros 3 años y 4 meses, durante los cuales 143 médicos asumimos el trabajo de atender a la población que, en forma creciente, fue llenando los recintos del hospital.

 
La desbordante energía del Dr. Del Águila, le permitió ser el organizador y Director Fundador de la Revista Médica de nuestro nosocomio y tuvo la amabilidad de nombrarme integrante del equipo de redacción de ella. Sin desatender sus deberes de cirujano general desarrolló, también, gran actividad deportiva, como zaguero de nuestro equipo de fútbol. El deporte, en el hospital sirvió de distracción a nosotros a los pacientes y visitantes. Pero, sobre todo fortaleció los lazos de camaradería entre todos los que trabajábamos en el hospital sin distinciones absurdas. El Dr. Luis del Águila, en ascendente carrera, llegó a ser Director General del Hospital Edgardo Rebagliatti, sin perder su sencillez y franqueza, cargo con el cual ingresó al grupo de jubilados. ¿Cómo negarme a un pedido suyo?
 
El Servicio de Urología del Hospital Central del Empleado tenía el nombre de: Servicio de Urología y Venereología, similar al título de fundación de nuestra Sociedad Peruana de Urología, el cual fue reducido tal como sucedió con nuestro servicio.
 
Organización y funciones.
 
Jefe del Servicio:       
·         Dr. Carlos Rojas Gallo.
Médicos Asistentes:
·         Dr. Enrique Caballero Deza
·         Dr. César La Rosa García, en Urología.
 
Médico Asistente de Venereología:
·         Dr. Salcedo
 
Consultorios Externos:
·         Venereología:                  
Consultas diarias, de Lunes a Sábado
Médico: Dr. Salcedo, de 8 AM a 1 PM
Apoyo: 2 Enfermeras y 1 técnico.
·         Urología.Mañanas:           
Consultas diarias de 8 a 1 pm y de 2 a 6 pm
Médicos:
La Rosa: Todos las mañanas  excepto viernes
Caballero: Todas las tardes y Viernes de 8-1
Apoyo: 2 enfermeras y 2 técnicos.
 
Hospitalización.         
Visita médica, por todos los integrantes del Servicio de 7 am  a  8 am
Visita opcional.- En cualquiera hora del día, a los pacientes delicados.
 
Quirófano:     
Dr. Caballero: Martes de 8 am a 1pm
Dr. La Rosa: Viernes de 8 am a 1 pm
 
Enfermera – Jefa del Servicio: Sra. Francia Pierre de Guerín
·         4 enfermeras de 7 am a 1 pm;
·         2 enfermeras de 1 pm a 7 pm
·         2 Enfermeras en la noche de 7 pm a 7 am.
·         Además contamos con un enfermero: Sr. Díaz.
 
Emergencias:
Dr. La Rosa. De guardia, las 24 horas de todos los días (Fui designado por mis antecedentes de Médico Asistente Libre del Servicio de Emergencia del Hospital Dos de Mayo durante el año 1954 y médico Residente del Servicio de Urología del Hospital Pedro Fiorito de Avellaneda, Buenos Aires desde Enero 1956 hasta Marzo 1958 y Además por la cercanía de mi domicilio. En Emergencia el lema fue: “Ahora y Aquí. El tiempo es oro y cualquier demora puede ser fatal”
 
En el consultorio externo tuvimos el apoyo de dos enfermeras y dos enfermeros, con excelente preparación urológica y enorme voluntad de trabajo, nos proporcionaron una gran ayuda que nunca olvidaremos.
 
Desgraciadamente, durante las tres primeras semanas de labor del hospital, trabajamos sin cistoscopio, a pesar de nuestros repetidos reclamos al respecto. Esa falta dio lugar a un bochornoso incidente, el cual fue publicado, con el título: “En el Hospital Central del Empleado no hay urólogo” por el diario La Prensa. Como resultado se produjo el “hallazgo “ de un completo equipo de examen y tratamiento endoscópico el cual fue posible por el interés que puso el Dr. Kaelin, quién se encontraba mortificado por la publicación.
 
Días antes del suceso había ingresado, en grave estado, un varón de 19 años, politraumatizado, con fractura de pelvis ósea (ambas ramas isquiopubianas ), ruptura intestinal múltiple y ruptura vésico – uretral, lesiones sufridas al ser atropellado por un camión. Se repararon las lesiones intraperitoneales y se hizo hemostasia por taponamiento en la lesión vesico – uretral. Después de una prudente espera, con el estado general recuperado, practicamos la plastía de uretra posterior, usando la técnica Sabadini con la maniobra de Bernardi. El paciente salió de alta en perfecto estado anatómico y funcional. Este hecho, en forma detallada, fue publicado por el periodista Carlos Rueda en La Crónica que era el único diario que nos había defendido hasta entonces.
 
Durante largos meses el Servicio de Urología no conto con un área de hospitalización propia. A todo operado en Emergencia, con la ayuda del Jefe de Guardia, lo ubicábamos en donde encontrábamos una cama vacía. Solo nos faltó invadir los servicios de: Pediatría, Psiquiatría y Maternidad. Tanta fue la molestia que causamos que, al fin y gracias a la buena voluntad de los colegas Augusto de las Casas y Leoncio Lizárraga, en Traumatología, Alfonso Harth Bedoya en Cirugía General y Arturo Ruiz Harrison en Medicina General, pudimos solucionar en parte nuestra carencia de un área de hospitalización propia. Las autoridades del hospital nos otorgaron el Sector B del Séptimo Piso, con su Servicio de Enfermería Completo. Considero que mi labor, en el Servicio de Emergencia, fue muy útil para obtener el ambiente que merecíamos.
 
El personal de Enfermería del 7 ° Piso B, tanto damas como varones cumplió destacada labor bajo las órdenes de una excelente profesional: la Dra. Francia Pierre de Guerin quien fue, también, gran conductora en la preparación de las alumnas de enfermería, de quienes tuve el honor de ser profesor del Curso de Urología, durante el año 1961, por decisión de la Directora de la Escuela de Enfermeras del Seguro Social del Empleado: Srta. Violeta Olguín Holgado.
 
Con justificado orgullo quiero destacar el papel de iniciadores de las operaciones ambulatorias que desempeñemos los fundadores del servicio de urología del Hospital Central del Empleado actual Hospital Edgardo Rebagliati.
 
La escasez de camas de hospitalización y la presión de los enfermos que necesitaban de intervenciones quirúrgicas provocaron  que  en un pequeño espacio cercano a nuestro consultorio externo instaláramos una modesta sala de operaciones, contado con el apoyo de las enfermera y enfermeros del consultorio, todos ellos con gran experiencia en el manejo urológico, fue así como realizamos intervenciones quirúrgicas pequeñas como frenulotomías, postectomías  y después  y debridaciones de abscesos perineales, cura quirúrgica de varicocele aplicando el método Bernardi y también Cistostomias todas ellas con anestesia local.
 
Se produjo una gran difusión de estas  operaciones ambulatorias  bajo anestesia local en el servicio de cirugía general y con ello el Hospital aumento   su producción quirúrgica  así como también la confianza de los pacientes que acudían a nuestro hospital.
 
El  Dr. Enrique Caballero y yo fuimos los únicos médicos asistentes del servicio de urología y nunca pudimos trabajar juntos en una intervención quirúrgica hubiera sido lógico es que solo éramos la quita parte del personal médico para nuestro servicio.
 
Por eso nos es extraño que operásemos con cirujanos generales, con especialistas de otras áreas quirúrgicas así como también  con médicos integrantes de medicina interna y con enfermeras instrumentistas quieres  además de hacer su labor,  nos ayudaron muchas veces a  solucionar problemas de nuestra especialidad en el quirófano.
 
En operaciones de riñón y de próstata  tuve el privilegio  de tener como principal ayudante  a la señora Laura Mundy  Jefa del Quirófano, por supuesto, también recibimos  un eficaz apoyo de las demás  enfermeras del servicio.
 
Durante los primero meses de trabajo cuando todavía no se completaba el recurso humano de  apoyo en el hospital, las enfermeras del centro quirúrgico preparaban los coches de curación y acudían con ellos desde las 5 de la mañana a curar los pacientes (con los cirujanos madrugadores), esta labor la realizaban hasta las 9 ó 10  a.m. en todos los servicios quirúrgicos. Debo resaltar que este trabajo lo realizaban  las enfermeras del primer turno del anoche anterior, restándole a su cuerpo el justo y necesario descanso. ¡Nadie podría olvidar ese apoyo!
 
Evidentemente el servicio de Enfermería  del Hospital estuvo dotado de muy buenos integrantes, tanto en enfermeras y enfermeros como en auxiliares.
 
El personal de emergencia tuvo una conducta ejemplar, sobre  todo en anestesiología. En todos los numerosos pacientes que atendimos de urgencia nuca tuvimos un fallecido. Incluso con enfermos de edad  avanzada y con traumatismos severos. Los cirujanos de guardia tuvieron muy destacada  actuación y demostraron su gran capacidad de adaptación realizando cambios necesarios en plena operación ante los hallazgos imprevistos.
 
 
La coordinación intraoperatoria de los cirujanos era tal que daba la impresión de que trabajábamos juntos desde mucho tiempo atrás. Lo mismo sucedía con las enfermeras  y las auxiliares de enfermería. Parece que el ser punto de ataque nos puso en alerta y que la secreción de adrenalina estimulo nuestros reflejos y anulo toda fatiga. El Dr. Raúl Rodríguez del Carpio  empezó a colaborar con nosotros en el quirófano  en sus horas libres siendo ayudante de servicio  en la especialidad de Cirugía abdominal.
 
Progresivamente fue ampliando su colaboración hasta en emergencias interesándose cada vez más en la especialidad, por  eso con apoyo nuestro, solicito su transferencia al Servicio de urología. La solicitud fue aceptada por el Dr. Francisco Alberto Grillo Jefe  Interino del  Departamento  de Cirugía, hombre comprensivo y con innata condición de líder que ejerció tal cargo en los  primero meses del funcionamiento del Hospital hasta que llego quien había sido nombrado en tal puesto desde el inicio de las actividades del hospital, pero, que se presento recién después de seis meses a desempeñar cargo. El Dr. Rodríguez ingreso así al camino que lo llevo a ser Jefe del Departamento de uro-nefrología, cargo con el cual se jubilo.
 

Historia del Servicio de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital Nacional Edgardo Rebagliati

Por:   Lucio Pajares
Ex Jefe del Servicio de Medicina Física y Rehabilitación
Hospital Nacional Edgardo Rebagliati Martins

 

La medicina de rehabilitación nace junto con el hombre primitivo, bajo la forma de fisioterapia elemental, cuando los cazadores que sufrían traumatismos durante sus incursiones para atrapar animales, se dieron cuenta de que sus malestares mejoraban con la aplicación del frío mediante el hielo, o con el calor producido por el agua caliente, ya sea la obtenida en sus precarios recipientes o en fuentes de aguas termales.

A finales de la década de 1800 y principios de 1900 Nikola Tesla y Jacques D'Arsonval descubrieron las corrientes de baja frecuencia y su acción benéfica sobre el dolor cuando atravesaban los tejidos.

En 1904 Fleming da a conocer los tubos diodos; más tarde aparecen los tríodos, los generadores de alta frecuencia que dieron lugar a las máquinas de onda corta.

En 1794 Spallanzani divulga el uso del ultrasonido. Dussik lo emplea en 1942 para el diagnóstico de tumores cerebrales.

Poco a poco, a través del tiempo, los diferentes descubrimientos científicos, especialmente en el campo de la electricidad se fueron incorporando a la terapéutica médica, constituyendo la rama de la Medicina Física.

Hasta la segunda guerra mundial lo que los médicos practicaban era solamente aplicación de agentes físicos y algunas formas de ejercicio. Pero después del conflicto mencionado los americanos, ingleses y alemanes se encuentran con un grave problema: ¿Qué hacer con los lesionados de guerra? ¿Cómo reintegrarlos a la sociedad? ¿Cómo evitar que la carga social fuera tan grande para el Estado?

Fue entonces que -principalmente en USA- se reunió a los especialistas de las diferentes ramas de la medicina como traumatólogos, cardiólogos, neumólogos, cirujanos de todas las especialidades, neurólogos, etc., para que todos en conjunto solucionaran el problema de los lesionados de guerra. Nace entonces la verdadera Medicina de Rehabilitación, la cual incorporó los conocimientos de las diferentes especialidades dentro de su programática, además de los conocimientos de la Medicina Física existentes hasta ese momento.

Este era el panorama de la especialidad en los años cincuenta.

1958

Se pone en funcionamiento el Hospital del Empleado por el ministro de Salud, doctor Francisco Sánchez Moreno. La Federación Médica de ese entonces se opone rotundamente por considerarlo un atentado contra el ejercicio liberal de la profesión y se da un dispositivo mediante el cual se expulsaba de la Federación a los profesionales que intentaran laborar en dicho hospital.

Sin embargo, un grupo de médicos empieza a laborar en el Hospital del Empleado, haciéndose efectiva su expulsión de la federación, además de recibir maltratos por parte del resto del gremio médico, que llevó estas acciones inclusive a lo personal.

El hospital empieza a funcionar bajo la dirección del Doctor Guillermo Kaelin, un excelente administrador, de clara inteligencia, que implementa el nosocomio de acuerdo al último modelo norteamericano y, por supuesto, con un flamante servicio de Medicina Física.

El primer médico que se encargó en ese entonces de dicho servicio fue un doctor de apellido Pardo. Se dice que era una persona muy amable, tanto con los pacientes como con los demás colegas del hospital.

La planta material del servicio de Medicina Física estaba constituida por una amplia sala al final del corredor que viniendo de consultorios externos, lugar que actualmente es ocupado por Banco de Sangre y el tomógrafo

La implementación de máquinas de tratamiento se realizó fundamentalmente con aparatos fabricados por la prestigiada empresa Siemens, así como por General Electric. Se compró en ese tiempo ultrasonidos, ondas cortas, infrarrojos y demás. Posiblemente el moderno servicio de Medicina Física de ese entonces fue el mejor del Perú.

Por los años sesenta se amplió el grupo médico con la incorporación del doctor José Valdivia Arrisueño, quien empezó a laborar con el doctor Pardo. En ese tiempo también entró a laborar la doctora, Rubela Castro de Arévalo.

Con el fallecimiento del Dr. Pardo, el Servicio se divide en los servicios de Rehabilitación jefaturado por la Dra. Rubela y el de Medicina Física que tenía como Jefe al Dr. Valdivia

En el nuevo local de Rehabilitación se instalaron los equipos de hidroterapia, los tanques de Whirlpool y el tanque de Hubbard. Asimismo se instaló toda la quinesioterapia y la terapia ocupacional.

La división del Servicio ocasionó múltiples dificultades administrativas que redundaron en la atención de los pacientes

1962

Llegan nuevos médicos a trabajar en el hospital, así como los 20 primeros internos de la Facultad de Medicina de San Fernando, seleccionados por orden de mérito promocional. El Hospital del Empleado se convierte en sede universitaria.

Entre los nuevos médicos llega el doctor Hans Illman a trabajar en rehabilitación y entre los internos llega Lucio Pajares, quien ya tenía previos conocimientos de rehabilitación y traumatología, por haber estado cuatro años en el Hospital Loayza, en el Servicio de Traumatología y Fisioterapia, como asistente libre. El Dr. Illman inicio su trabajo en el servicio de la Dra. Rubela para, posteriormente solicitar su cambio al Servicio del Dr. Valdivia con quien desarrolló una profunda amistad.

En 1965 la doctora Rubela pidió licencia al hospital y viajó a Estados Unidos, donde permaneció por varios años. El doctor Illman se hizo cargo del Servicio de Rehabilitación.

Se realiza finalmente un concurso para cubrir plazas en el Hospital del Empleado, ya que desde 1962 no se recibía personal médico. La plaza en el Servicio de Rehabilitación es ganada por el doctor Lucio Pajares, quién, dos meses después de su ingreso asume la jefatura ante el viaje del Dr. Illman a USA

 

1970

 

A principios de 1971, la doctora Rubela regresó de Estados Unidos y una mañana de enero apareció sentada en el escritorio del consultorio, sin avisar a nadie, procediendo de inmediato a hacerse cargo de sus dominios. Téngase en cuenta que por los años setenta el país estuvo bajo un régimen militar que institucionalizó una conducta no democrática con aplicación de reglas de carácter castrense incluso en instituciones civiles como el Seguro Social. La doctora Rubela, como ya se ha dicho, era viuda de un general del ejército, amiga personal de la familia del presidente Velasco, y gran amiga del director del hospital de ese entonces, un coronel de la aviación. Tenía sobradas razones para demostrar su poder. Y la gente sobradas razón para tenerle un temor insuperable.

Por aquel entonces llegó a trabajar en el Servicio de Rehabilitación la doctora Olga Cueva, amiga de la doctora Rubela. Ella había estado trabajando en la prestación indirecta, sección de control para la atención libre del asegurado. También llegó el doctor Segundo Díaz Liau Hing al Servicio de Medicina Física. Luego de dos años de trabajo en el Servicio decidió regresar al lugar donde laboraba anteriormente

En los primeros meses del año 1974 la Dra. Rubela es promovida y transferida al Hospital Militar y el Dr. Hans Illman ya de regreso de USA, asumió la jefatura de Rehabilitación.

En Septiembre de 1974 el Servicio de Medicina Física y el Servicio de Rehabilitación son unidos para formar el Departamento y nombran como Jefe de este al Dr. Valdivia. Ese mismo día, en un viaje a su tierra natal, Arequipa, el flamante jefe sufre un accidente de tránsito y fallece.

Al encargarse el Dr. Hans Illman de la jefatura de Departamento el Dr. Pajares pasa a Jefe del Servicio de Rehabilitación y Díaz a jefe del Servicio de Medicina Física. Se hizo contratar más personal médico. En esa fecha entró a laborar la doctora Luz Carrillo, la primera residente recién graduada en la especialidad de Medicina de Rehabilitación de San Marcos, de la sede del Hospital Obrero.

1980

Posteriormente se estableció el Residentado de Rehabilitación en el Hospital del Empleado, quedándose en los años posteriores como médicos de planta las Dras. Makabe, Melva Flores y Margarita Palomino y los doctores Drs. Arnaldo Llerena, Luis Pajares Oviedo, Eduardo Rohor, Carlos Untiveros, y Marcos Céspedes.

 

El doctor Hans Illman se jubiló en 1984, quedando encargado de la jefatura de Departamento por un corto período el doctor Segundo Díaz, quien fue contratado por los laboratorios Grünenthal con un alto cargo y renunció al hospital. Lo reemplazó el doctor Lucio Pajares.

En 1985 ingresa el doctor Mario Peña como médico asistente. Por ese entonces se crea un tercer servicio dentro del departamento: el Servicio de Rehabilitación Pediátrica, pasando a ocupar dicha jefatura la doctora Dora Makabe.

En 1986 se produce el cambio de local hacia la planta física que ocupaba contabilidad, es decir el ubicado en el corredor de los consultorios externos, junto a la farmacia. Para esa fecha el departamento contaba con tres servicios: Rehabilitación de Adultos I y II, cuyos jefes eran la doctora Luz Carrillo y el doctor Mario Peña, respectivamente; además del de Rehabilitación Pediátrica al que ya nos hemos referido.

 

 




 

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